Un caballero

Un caballero te pasa a buscar puntual por tu casa, te lleva al lugar más lindo de Ramos Mejía haciéndote conocer allí mismo, un cocktail exquisito llamado "Aromática". Luego te llena de besos y se pasea con vos de la mano luciéndote como la maravillosa belleza que sos, y no sólo te hace sentir la mejor... si no la ÚNICA.

Un caballero te rodea con ambos brazos para que no tengas frío a las 3 de la mañana, te mira y podés ver tu reflejo en sus ojos, te sostiene la mirada y una chispa se le enciende en las pupilas. Un caballero te baña en palabras hermosas y la sinceridad se puede detectar en cada sílaba. Te completa, te lleva el espíritu a la estratósfera con tan sólo posar sus labios en tu boca y, con una ternura incontenible su beso resulta en un híbrido exquisito de amor y deseo.

El mismo caballero te dice al oído cuánto te necesita y te hace sonreir con su sonrisa, y ruborizarte con cada beso en la mejilla. Un caballero se queda tomándote de la mano en la sala de espera del albergue transitorio, rompiendo el silencio incómodo de la situación con las anécdotas más descontextualizadas, haciéndote sentir que no estás esperando tu turno para garchar, sino el momento especial para hacer el amor.

Un caballero te pide que te quedes quieta, en silencio, de pie junto a la cama... y con una distinguida capacidad de acariciar... empieza a despojarte de tus prendas una por una, entre besos y suspiros.

Entonces sus pupilas parecen ser otro par de manos que te desnudan, y cada pelito de tu cuerpo se eriza reclamando penetración... pero aún no.

Un caballero te recuesta suave sobre la cama mientras te sigue besando y quien les habla, no resistió más la tentación y tomó riendas sobre el asunto.

Entonces me subo encima suyo con la sensualidad de cualquier mujer que se precie de diva... y empiezo a cubrirlo de besos. Un suspiro detrás del oreja y una posterior mordida en su lóbulo lo exitaron un poco más... sigo pasando mi lengua sobre su cuello con una ganas vampiras de comérselo pero me contengo y sigo bajando. Deslizo mis manos en su entrepierna mientras que con mis labios avanzo hacia la meta envolviéndo milímetro a milímetro su pecho con mi boca, deteniendo con esfuerzo esa voracidad que me provoca su cuerpo. Poco a poco, cuanto más tardo su sexo se impacienta y la rigidez comienza a marcar una presencia imposible de ignorar... mis pechos lo encuentran allí abajo y lo rodean... lo escoden en el medio y con sus manos los junta para poder gozar de mis magnitudes, pero sentir su miembro caliente entre mis senos aniquila mi poder de control, y comienzo a devorarlo con todas las ganas del planeta, dirigiendo las hormonas aglomeradas hacia la punta de mi lengua que sin pedir permiso... lo rodea, se enrosca, lo busca, se aleja, y de repente mi boca se convierte en una cueva de vapor caliente, que lo esconde y lo deja listo, para que abandone la pasividad de quien recibe y necesite indefectiblemente penetrarme.

Se reintegra como una fiera, con su manos me toma de la cintura y me sube encima suyo. Su pene hirviendo se introduce adentro mío y ese calor me recorre por dentro hasta a los pechos encendiéndome de deseo los pezones. Empiezo a moverme guidada por mi instinto y el firme propósito de satisfacer a mi hombre. Me convierto en una salvaje hembra dispuesta a dejar el alma para que mi caballero goce de este cuerpo, y le ruego desesperadamente “disfrútame”. Siento que él se contiene para no venirse de inmediato, será que todavía tiene muchísimas ganas de complacerme, y precisamente, de disfrutar este acto de total entrega en el que ambos estámos involucrados más allá de la pasión y el deseo. Percibe la erección de mis senos y se apodera de él una desbocada necesidad de comermelos, haciéndome vibrar absolutamente cada centímetro de mi cuerpo y no puedo más... un grito desgarrador brota de mi garganta liberando el momento explícito, donde todo mi cuerpo se disemina en átomos, y mi vagina lo comprime producto del inminente orgasmo, fabuloso e inesperado. Giramos en la cama y se monta sobre mí penetrándome con más y más fuerza. Las ganas lo gobiernan, y gritar se convirtió en la única manera para poder expresar tanta pasión que emerge de mi corazón. Toma mi pierna derecha y la coloca en su hombro, lo mismo con la otra y mientras me besa la rodilla empieza a dejar toda su energía estimulado por mis imperitavas exclamaciones que le ordenan continuar. El tiempo se detuvo y el goce era absoluto.

Nos matamos en esa habitación una y otra vez. Ambos cuerpos se atraían con una imantada pasión recientemente descubierta, y separarnos por más de cinco minutos, se había convertido en la misión más difícil de realizar. Cuando la energía nos abandona y la necesidad de volver a respirar se hizo presente, cuando todos nuestros músculos quedaron ineludiblemente temblando, tendidos sobre la cama, el Caballero con un brazo me rodea, me mira a los ojos, y apoya la palma de su mano acariciándome la mejilla… su mirada me lo dice todo, pero aún así…

C-Te amo.

N-Yo también.

N-¿Polvo o novia?

C- Novia.

Después de tantos sapos, tenía que llegar mi príncipe azul.

PD: "El caballero" puede parecer cuarentón por su madurez y manera de comportarse... pero sorprendentemente... tiene mi edad.

Enamorada, Naty.