Rebelde plausible

No hay nada que llame más la atención de una titiritera que su títere abandone tal rol y se convierta en digno contrincante.

Anoche fuimos todos a bailar: mis amigas, los amigos de Lautaro, él y yo. Primero me encontré con una amiga en un bar, tomamos una cerveza y me llama él preguntando si quería que me venga a buscar para ir por otras de mis amigas y en grupo ir a bailar. Buenísimo, pero voy hasta el bar donde estaban ellos y de ahí partimos a recolectar gente para el cachengue.

Al saludar: beso en la mejilla, con lo cual deduje que se había cansado de jugar y bueno, como nos caemos bien mutuamente, sus intenciones tal vez iban por el camino de gentebuenaondaconlaquesalgo y ya. Pero no, al salir del bar para dirigirnos al auto, me toma de la mano y camina conmigo cual novia las 4 cuadras que había hasta el vehículo, en pleno centro, a los ojos de todos los potenciales conocidos habidos y por haber (segundo desconcierto: ¿no entiendo, qué quiere?.

En el auto: Me toca -oh casualidad- viajar como acompañante (mi ubicación predilecta). Prende el stéreo... y empieza a cantar canciones lindas y a dedicarlas y yo sonrío, y nuestros amigos -que chapaban atrás a morir-  estaban en la suya mientras nosotros, música mediante, jugábamos al chamuyo . De manera casi imperceptible me pregunta si mi período había venido luego del último encuentro, le confirmé que así es, y cambiamos de tema. Me aclara "Naty, vos te volvés conmigo ¿ok? si nos perdemos o algo adentro del boliche me mandás un radio o te mando yo y nos encontramos". Asistí con una sonrisa y entramos al lugar.

Secuencia en el boliche: Distancia. Yo con sus amigos, y él con mis amigas, baile, trago va, trago viene, él se aleja y se pone a hablar con otras chicas. Controlo la situación con la mirada, no pasa nada, vuelve. Me alejo yo con una amiga, vienen dos flacos a chamuyar, jejeamos* un ratito, le avisan que 'un pelado está chamuyándose a naty' e inmediatamente toma a la primer señorita que vio para bailar. Mi humor había cambiado. Paso muy sugestivamente por su lado para que me vea y me pongo a bailar a un par de metros... suelta a la señorita y regresa con el grupo, yo idem.

Estando reunidos nuevamente me comenta que me vio cuando estaba bailando con otro flaco acompañando el mensaje con un "todo bien igual" (sí, claro, seguro) y sonrisita de por medio lo tomo de las manos para bailar... pasa el rato y no pasa más nada, pasan las horas... Y NO PASA MÁS NADA, pero NADA.

Se tiene que ir, me dice que si me quiero quedar no se enoja pero si quiero volver con él había que irse YA.

Ok, nos vamos todos juntos en el auto, me lleva a mi casa última, me despide con un beso en la mejilla. "Vengan a la fiesta el viernes, que pases un lindo día con tu mamá".

Conclusiones y lección aprendida:

ELLOS TAMBIÉN SABEN JUGAR

La táctica del hombre inteligente es el desconcierto. Cuando notan que están ante la presencia de una mujer que mezcla femeneidad, sensualidad con racionalidad, que los está sabiendo "llevar"... se vuelven impredecibles. Quisiera decir que no lo entiendo, que me marea, pero lo entiendo perfectamente. Una cucharada de mi propia medicina. Ahora a esperar sin llamarlo, a ver cúando, cómo y de qué manera aparece el bendito viernes, pero no puedo evitar preguntarme dejando mi ego aparte ¿será que ya no quiere saber nada?

Acepto sugerencias para que aprendamos juntas.

Naty, su servidora.

*Jejear: Acción de conversar con ánimos de seducción entre los personas, de las cuales al menos una tiene intereses sexuales con la otra.