"Ya sé lo que necesitás"

Me desplomo a un lado sin aire. 

El corazón retumbaba en mi pecho con unas ansias incontrolables de salirse. Me falta el oxígeno, estoy empapada en sudor. Es la tercera vez consecutiva que ambos cuerpos se atraen y pegan como si fueran dos polos magnéticos.

No puedo más, necesito algunos minutos para que el alma me vuelva al cuerpo. 

Junto un poco de fuerza y giro mi cuello... 

ahí estaba... hermoso, feliz... con la satisfacción de un trabajo bien hecho, orgulloso de haberme llevado al mayor de los éxtasis una y otra vez. 

Me pide que me acerque, que apoye mi cabeza en su hombro, me pide que me deje abrazar, besar, mimar... pero yo necesito distancia. 
A pesar del aire acondicionado, mi cuerpo está transpirado, cansado, a penas si puedo hablar para pedirle unos minutos... todavía no me pude recuperar:

N:-"Estoy agotada, me duele todo el cuerpo, no tengo más energía, dame algunos minutos para recuperarme"

C:-"No puede ser que siempre te distancies después de hacer el amor... pero... ya sé lo que necesitás"

Se fue, pero no tuve vida ni para seguirle los pasos con la mirada, me puse boca abajo y me desmayé abrazando la almohada. 

Minutos más tarde vuelve... enciende el hornito de cerámica con una de esas velitas petisas y vuelca algunas gotas de aceite aromático de vainilla para ambientar. Yo, solo siento el perfume inundándome los pulmones y ayudando mucho al relax. Le estoy por agradecer, cuando oigo las primeras notas de Purple Rain... y un par de manos aceitadas comienzan a acariciarme la espalda... a recorrerla desde la cervical, pasando por los hombros y bajando por las costillas... un poco el centro, presiona la columna y sigue bajando. Coloca la sábana justo donde empiezan los gluteos y siento esas manos enormes y fuertes por toda mi espalda, cuello, brazos... ¡masajes! Síiii.... este hombre sí que sabe tratar a una mujer.

Definitivamente no era distancia lo que necesitaba, era encontrar a alguien que supiera mejor que yo lo que quiero, y me lo dé sin que se lo pida.

Que un hombre decida hacerte masajes, después de hacer varias veces el amor... NO TIENE PRECIO.

Claramente, después quiso seguir haciéndome masajes, pero boca arriba :P

Relajadísima, Natalia.

PD: Sé que ÉL es maravilloso, pero a veces, mejor que ser la Reina de uno... es ser la DIOSA DE TODOS ;)